MUY AGRADECIDA POR MI INFACIA
Como no os dije en mi primer post, tengo 18 años, es decir, nací en el año 1998, en los 90.
Estoy totalmente de acuerdo en introducir las tecnologías en la vida cotidiana, pero no depender de ellas, si no la socialización acabará aquí y las nuevas generaciones pasarán a ser personas dependientes de los aparatos e incapaces de establecer una conversación con alguien desconocido o afrontar situaciones nuevas.
Los 90 fue una década que marcó un hito en la tecnología, la cultura y la música. Pero hoy no vengo a hablaros de eso, si no de la infancia de entonces y la infancia actual.
En aquellos tiempos, los niños pequeños jugaban a la muñecas, a los coches, a las cocinitas, a hacer manualidades; la juventud solía salir de tapeo (ir a tomar tapas), a reir un rato, a charlar con los grupos de iguales... Pero ahora, ¿qué está pasando?, ¿qué ha cambiado?
Debido al fuerte impacto tecnológico que hemos sufrido, las nuevas generaciones pasan de jugar a los coches o a las muñecas, centrándose en jugar a la tablet o al móvil, y esto debería cambiar.
Me suele pasar muy a menudo cuando salgo con mi gente, que en algún momento quedamos todos en silencio, y asombrada miro a mi alrededor y veo que todas están con sus teléfonos móviles... ¿Pero hemos venido a vernos y a charlar o a pasar tiempo con el móvil fuera de casa? Parece que el móvil nos haya atrapado y no podamos separarnos de él nunca.
En mi primera comunión mi mayor deseo era que me regalasen una bici, pero hora todos los niños piden aparatos tecnológicos carísimos para pasar todo el rato enganchado a él. Y es que a los padres esto les parece muy cómodo, así no tendrán que jugar con ellos a los juguetes, ni explicarles la realidad, simplemente se bastan con darles un aparato y el niño queda totalmente hipnotizado.

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